Cifra de inflación clave para la Fed toca máximo de 40 años y refuerza la perspectiva de más alzas de la tasa de interés
Un indicador de inflación seguido de cerca por la Reserva Federal subió un 6.6% anual en marzo, la lectura más alta en cuatro décadas, una muestra de cómo la persistente alza de los precios golpea los bolsillos de los consumidores y lo que refuerza las previsiones de que el banco central subirá de forma agresiva su tasa de interés clave.
Sin embargo, el informe divulgado este viernes por el Departamento de Comercio mostró indicios de que el ritmo de la inflación estaría desacelerándose y habría alcanzado o estaría cerca de tocar su punto más alto.
Esos indicios se dan específicamente en una categoría de precios sumamente volátil: los costos de los alimentos y de la energía, como la gasolina. Esa categoría se le conoce de forma técnica como los precios subyacentes, que subieron 5.2% en marzo frente al mismo mes del año pasado.
Ese número estuvo levemente por debajo del 5.3% de febrero y representa la primera caída anual de esos precios subyacentes desde febrero de 2021, período en el que los precios al consumidor comenzaron una escalada que los ha llevado a sus mayores niveles en décadas y ha sonado las alarmas en la Reserva Federal y la Casa Blanca.
El informe también mostró que el gasto de los consumidores aumentó a un ritmo sólido el mes pasado, aunque esa subida se reflejó en gran medida en los precios más altos en gasolina, comestibles y otros artículos de primera necesidad. Pero incluso ajustado por la inflación, el gasto aumentó un 0.2%.
Aun así, la inflación está erosionando el poder adquisitivo de los estadounidenses y está llevando a la Reserva Federal a planificar una serie de fuertes aumentos de las tasas de interés en los próximos meses.
Aumento en los salarios y ofertas de empleo en un máximo histórico
Al mismo tiempo, los cheques de salarios se están expandiendo a un ritmo saludable, lo que ayuda a los consumidores a mantenerse al día con parte del aumento de la inflación.
Los empleadores están aumentando los salarios porque muchos de ellos están muy necesitados de encontrar y conservar trabajadores.
Las ofertas de trabajo están cerca de un máximo histórico y la tasa de desempleo, del 3.6 %, está justo por encima del mínimo de medio siglo que alcanzó justo antes de la pandemia.
Sin embargo, la inflación sigue siendo crónicamente alta y, como resultado, los estadounidenses tienen una visión cada vez más negativa de la economía.
Alrededor de un tercio de los encuestados en una encuesta de Gallup, publicada el jueves, mencionaron la inflación como el problema financiero más importante que enfrenta su familia hoy, frente a menos de uno de cada 10 que lo dijo hace un año.
El pesimismo que se ha apoderado de la opinión pública a medida que se acelera la inflación representa una amenaza política creciente para el presidente Joe Biden y los demócratas que se postulan para el Congreso en las elecciones de mitad de periodo.
Biden ha señalado un mercado laboral fuerte y un gasto de consumo sólido como evidencia de que sus políticas han ayudado a los estadounidenses. Pero esa visión tuvo un revés el jueves, cuando el gobierno informó que la economía en realidad se contrajo en los primeros tres meses de este año a una tasa anual de 1.4%.
Más ahorros y sólido gasto en consumo
Aun así, los consumidores y las empresas aumentaron sus gastos a un ritmo sólido en el trimestre de enero a marzo, incluso después de ajustarse a la inflación, una señal de que la economía es mucho más saludable de lo que sugería la cifra del jueves del producto interno bruto de la nación.
Además de salarios más altos, algunos economistas creen que los ahorros elevados, que muchos estadounidenses acumularon con cheques de estímulo y otras ayudas gubernamentales durante los cierres por la pandemia, podrían ayudar a sostener el gasto de los consumidores en los próximos meses.
Los economistas han estimado que los estadounidenses tienen alrededor de $2.1 billones más en ahorros que antes de la pandemia del coronavirus, con parte de ese efectivo en cuentas bancarias de estadounidenses de bajos ingresos.
Los economistas del Bank of America señalan que, según los datos del banco sobre cuentas corrientes y de ahorro, los estadounidenses que ganan menos de $50,000 al año tenían un promedio de alrededor de $3,000 en sus cuentas en febrero, aproximadamente el doble del nivel previo a la pandemia.
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