Lo buscaban por traficar 150 toneladas de cocaína, pero pudo viajar a EEUU y Europa
Jaime Antonio Mandujano Eudave, un empresario atunero mexicano que ha sido acusado de traficar en sus barcos casi 150 toneladas de cocaína para el Cartel de Sinaloa, supo que era un objetivo de captura hasta que policías lo esposaron en un aeropuerto de España en agosto de 2014.
El gobierno de Estados Unidos lo buscaba desde noviembre de 2012, cuando le interpuso en una corte de Washington DC cargos de conspiración para distribuir cocaína, metanfetamina y marihuana. Lo catalogó como un importante transportista de narcóticos vía marítima, de Colombia a México.
Años más tarde las autoridades descubrieron que habían cometido un error al ingresar el nombre de este narco en la base de datos de las agencias del orden, lo cual le permitió viajar libremente por el mundo. Se equivocaron en el apellido materno: pusieron Eudave, pero él usaba documentos como Eudabe, reconoció el Departamento de Justicia en un documento sometido a la corte.
Por ese motivo este narco de 61 años ingresó dos veces a Estados Unidos en 2013 con una visa de turista. En julio de ese año viajó a Grecia, Italia, España y Croacia. En julio de 2014 fue a Perú. Y un mes después había pasado una semana en Madrid y se disponía a tomar un avión rumbo a México cuando lo atraparon agentes de la Guardia Civil española.
No es que se hayan encendido las alertas en el aeropuerto Adolfo Suárez, sino que los agentes de EEUU que le seguían la pista supieron sobre su paseo por España, notificaron al Departamento de Justicia y éste solicitó una ficha roja a la agencia internacional Interpol para lograr su detención.
“En diciembre de 2012, el gobierno ingresó el que creía era el nombre y la fecha de nacimiento correctos del acusado, Jaime Mandujano Eudave, fecha de nacimiento 16 de enero de 1962, en bases de datos que ayudan al gobierno a seguir el movimiento de los fugitivos”, explica un documento redactado por Arthur Wyatt, jefe de la sección de Narcóticos del Distrito de Columbia de la Fiscalía federal.
“El 28 de octubre de 2016, tras una mayor investigación, el gobierno tuvo conocimiento de que el acusado viajaba bajo el alias de ‘Jaime Mandujano Eudabe’, con fecha de nacimiento del 2 de febrero de 1962, lo que podría explicar por qué los agentes no fueron notificados del viaje del acusado a Estados Unidos en 2013”, agregó.
Este error se desveló hasta ahora porque la abogada defensora del capo, Guadalupe Valencia, pidió anular el caso alegando que el arresto tardío afectó el derecho de su cliente a tener un juicio expedito. A su parecer, hubo “negligencia” porque no lo arrestaron a pesar de los constantes viajes internacionales de su defendido y de que tiene un negocio establecido en Sinaloa y vivió allí tres décadas.
“El gobierno no arrestó a Mandujano hasta 23 meses después de la presentación de la acusación. Este retraso significativo y sin justificación violó el derecho de Mandujano de ser enjuiciado lo antes posible según establece la Sexta Enmienda” de la Constitución, se lee en un documento elaborado por Valencia.
Este narcotraficante le puso punto final a esa controversia al firmar su declaración de culpabilidad en marzo pasado y ahora espera su sentencia, que le será dictada el próximo 15 de junio.
Él enfrenta una condena a cadena perpetua, pero sus abogados piden que no le impongan más de 10 años por su edad y los problemas de salud que tiene. El juez que revisa este caso ya dijo que le restaría los nueve años que ha pasado bajo custodia desde su detención en España.
Moviendo cocaína para el Cartel de Sinaloa
La Fiscalía afirma que Mandujano Eudave trabajó para el Cartel de Sinaloa entre 1998 y 2012. Su tarea era coordinar el transporte de múltiples cargamentos de cocaína desde Colombia a Culiacán, Los Cabos y otros lugares de México.
Su método era proporcionar las coordinadas de sus botes para facilitar los encuentros con otras embarcaciones procedentes de Colombia que movían la droga. En altamar, en el Pacífico, se hacía la transferencia de los paquetes con “varios kilos” del narcótico. Una vez que llegaba a México, se preparaba la mercancía para su envío a Estados Unidos.
Cuando fue detenido en 2014, la Guardia Civil española informó que se le acusaba de coordinar el movimiento de 148.5 toneladas de cocaína vía marítima en 32 envíos entre 2004 y 2009.
“Era un transportista, pero en la conspiración de la que formaba la violencia extrema era algo común”, dijo el juez de distrito Richard J. León en una audiencia que se realizó el 7 de septiembre de 2021.
“Él fue, según el reconocimiento del propio gobierno, un engranaje vital en la importación de cantidades masivas de narcóticos a Estados Unidos. Una de las conspiraciones a mayor escala en el mundo”, agregó el magistrado.
“Estos cárteles no pueden operar sin las personas que hacen el papel que él desempeñó… El cartel no tiene la capacidad de transporte, no puede hacer su trabajo, no puede hacer su negocio, no puede istrar su negocio. Él hizo eso”, concluyó León.
Mientras realizaba dicha función para el Cartel de Sinaloa, Mandujano Eudave vivió 25 años en Mazatlán haciéndose pasar por un empresario recto. Tenía varias propiedades en ese destino turístico y una empresa atunera con unos 100 empleados. Cada que podía se montaba en un avión para recorrer el mundo. En 2012, en un período de solo cuatro meses, hizo tres viajes separados a Inglaterra, Suiza y las Islas Canarias. El año siguiente dio un recorrido por varios países de Europa.
Todo eso se acabó. El negocio de pesca “ya no existe”, afirmó su abogado Henry Mazurek en la audiencia del 7 de septiembre de 2021. El defensor legal advirtió que la salud de su cliente se ha debilitado tras las rejas y que ha sufrido ataques al corazón. Ni su esposa ni sus tres hijos lo habían visto hasta ese momento, y apenas si le permitían hablar con ellos por teléfono en la cárcel de DC donde lo tienen detenido, agregó el litigante.
La familia de Mandujano Eudave sobrevive solo con las ganancias de una fábrica de conservas, que parece ser lo último que les queda. Si su defendido vuelve a México, indicó Mazurek, sus hijos se harían cargo de apoyarlo. Pero no volvería a los atunes, ni a la cocaína, prometió.
“Regresaría con su familia a Mazatlán. Sus tres hijos, que ahora son adultos jóvenes, de 29, 25 y 24 años, cuidarían de su padre”, dijo Mazurek.